El dolor del desamor

Amar y ser amado es un estado en el que nos sentimos completos, realizados. Pero cuando ese amor no se consuma, no se corresponde o termina, el golpe es extremadamente duro, e incluso a veces, fatal. ¿Por qué duele tanto el desamor y cómo poder seguir viviendo cuando sucede? Amar es un arte. Al menos así lo definió Erich Fromm, uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, que dedicó al tema una de sus obras más destacadas, ese clásico publicado en 1959 y que todavía hoy se lee con atención, El arte de amar. Dice Fromm que “para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar” y que mucha gente contempla el amor como “un objeto y no una facultad”. Según el psicólogo y filósofo germano-americano, cuando la mayoría de nosotros, los humanos, nos plantamos frente al amor, estamos pensando como si fuéramos a adquirir una mercancía. Y es allí donde comienzan los problemas. Una de las razones que conllevan al sufrimiento relacionado con el amor es que se asume que amar es una cosa natural, para la que no hay que prepararse, trabajar, educarse y practicar día a día. “Esa actitud —continúa Fromm—, de que no hay nada más fácil que amar, sigue siendo la idea prevaleciente sobre el amor, a pesar de las abrumadoras pruebas de lo contrario”.
Iba á mentir. La frase consagrada en la eternal comedia del cariño, la promesa de amor siempre jurada, en mis labios murió balbuceada cual la palabra que balbuce el niño. ‎Brilló en tus ojos la pasión ardiente; iluminó tu rostro la sonrisa, y, en vez de mi protesta reverente, vibró brutal, insólita, estridente, con chasquidos de látigo, mi risa.
Amar también es sufrir. El urólogo mexicano Federico Ortiz Quezada, en su libro Amor y Desamor (Taurus,2007) explica que “desde la antigüedad, la palabra griega pathein, que significa ‘experimentar un sentimiento’, también designaba sufrimiento; pathos, que está emparentada con ella, quiere decir ‘padecimiento, enfermedad’. Pasión quiere decir ‘padecimiento’, una perturbación del estado de ánimo que no podemos controlar y su contrario es la apatía, que significa ‘falta de sentimiento”. Para Voltaire, citado por Ortiz en su libro, “el amor es la más fuerte de todas las pasiones, porque ataca al mismo tiempo la cabeza, el corazón y el cuerpo”. La primera clave entonces para evitar sufrir por amor sería aclarar qué es el amor, para qué nos sirve y cómo se aprende este difícil pero maravilloso arte al que, en principio, todos los humanos tenemos derecho. La lucha contra la certeza
Muchos pensadores de diversas épocas coinciden en que la búsqueda del amor tiene que ver con la idea de que, como humanos, estamos completamente solos en el universo y así debemos enfrentar la única certeza con la que venimos al mundo: la muerte. El amor sería entonces la compañía, la protección ante la soledad de uno en la manifestación de ese otro que nos acompaña y nos completa. “La solución plena —al problema de la existencia— está en el logro de la unión interpersonal, la fusión con otra persona, en el amor”, según Fromm.