¿Es este el final de la pareja?

Rupturas luego de una larga relación...
Antes de comenzar vamos a aclarar que la mayor parte de lo que diremos a partir de este momento esta pensado sobre la idea de que esta situación de la que vamos a hablar se presenta en una pareja que ya ha tenido una relación importante funcionando durante un largo tiempo.

Es una pareja estable que ha estado junta durante un periodo importante de sus vidas. Esto no quiere decir que no se pueda (o deba) aplicar también a parejas que tienen una relación de menor rodaje o que se conocen hace poco tiempo.
Depende mucho de las personas que componen la pareja, del tipo de relación que tienen, de cuanto se conocen y se comunican. Pero la mayor parte de los consejos y las ideas que acá se pueden encontrar realmente están pensadas y analizadas desde el punto de visa de la pareja de largo plazo.

Para empezar, tenemos que preguntarnos qué es lo que está sucediendo en una pareja para que se produzca una situación de este tipo.

O, mejor aún, lo primero que deberíamos pensar es, para no entrar en pánico, qué es lo que sucede en una pareja cuando alguien se encuentra en un estado de ánimo tal que puede plantearse seriamente la posibilidad de expresar sus sentimientos a través de la tan temida frase de la que estamos hablando.


¿Es este el final de la pareja?

Saquémonos esa idea de la cabeza. De ninguna forma es un final imposible de evitar para una relación. No todo está perdido en el mismo momento en que una parte de la pareja empieza a sentir que ya el amor que sentía no es tan fuerte como solía serlo.
En el momento en que tenemos una experiencia negativa nos estancamos en lo que fue hecho y en cómo nos lo hicieron. Debemos aprender a no tomar la vida tan personalmente. La gente no está realmente afuera para atraparnos. Los acontecimientos no están esperando para ocurrirnos. Todos nos estamos moviendo para llegar a donde queremos estar. En nuestro afán, algunas veces nos pisotearemos los unos a los otros.


Cuando nos encontremos en un conflicto o en una confrontación, debemos saber como amarnos fuera de esa situación. El amor significa reconocer el miedo como una condición operante que algunas veces nos lleva a hacer y a decir cosas que realmente no queremos decir. El amor significa abrir nuestros corazones y nuestras mentes hacia lo mejor para nosotros, sin tener en cuenta lo que está sucediendo. El amor significa no atacar sino apoyar; no ofender sino buscar claridad. El amor significa saber, que al final, todos nosotros estaremos bien, aún si tenemos que renunciar a un poco de algo.
Aprendamos a renunciar a la cólera y al miedo reemplazando esas cosas con amor. Tengamos siempre presente que para ser abiertos al amor, para confiar y creer en el amor, para tener esperanza en el amor y vivir en el amor, necesitamos la fortaleza más grande. Sí,...vivir en el amor es el desafío más grande de la vida. Requiere de más sutileza, de más flexibilidad, de más sensibilidad, de más comprensión, de más aceptación, de más tolerancia, de más conocimiento y de más fortaleza que cualquier otro esfuerzo humano o que cualquiera otra emoción, porque el amor y el mundo actual constituyen lo que parece como dos fuerzas contradictorias.

Todavía hay cosas que se pueden hacer.

¿Cuál es la reacción más lógica cuando esta postura de nuestra pareja aparece? ¿Cómo es que tenemos (o podemos) reaccionar?

En realidad, como sucede con la mayor parte de las cosas que se relacionan con los seres humanos y la forma en que estos se relacionan con los demás, no es una cuestión de obligación de tomar una actitud determinada, sino que lo haremos de la forma en que podamos.
Cada persona es distinta (así como lo es cada pareja) y las mismas reacciones no pueden aplicarse a dos personas distintas. No hay una forma correcta de reaccionar, sino que esta depende de las miles de variables que conforman tanto la personalidad como las características de las dos partes que conforman la pareja.

Teniendo en cuenta esto, la verdad es que no hay sólo una forma en que podemos actuar.

Entrar en pánico, llorar, irse de la casa, explotar, empezar una discusión, tener una tranquila charla, pedir que nuestro compañero la corte con la pavada o que decida en el momento si todavía hay amor o no, son algunas de las cosas que se nos ocurren que podrían pasársenos por la cabeza en el momento.

Probablemente sentiremos que sólo una es la correcta, pero luego con un poco de pensamiento lógico también analizaremos las otras. Hay que tener cuidado con cuál se elige y cómo se lleva a cabo. Siempre la tranquilidad es una buena consejera.

Pero esto no es lo que nos interesa en este momento.

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