Lo que sucede es que cuando estamos sintiéndonos deprimidos o un poco mal por algún motivo tendemos a esperar que la otra parte de la pareja dé mucho más de sí, exigimos y pedimos más de ella, esperamos que puedan hacernos las cosas mejores simplemente con su presencia, queremos ser el centro de su mundo y ser lo más importante.
Es la forma en que combatimos al menos en parte esta sensación de que no estamos logrando hacer todo lo que podríamos hacer y de que no somos lo suficientemente buenos.
Y, por supuesto, también nos sucede en estos casos que nada de lo que la otra persona haga o diga va a ser suficiente, siempre deseamos un poco más y nos parece que no estamos obteniendo todo lo que nos merecemos.
Tomando en cuenta esto, también seguramente terminaremos sintiendo que nuestra pareja ya no está haciendo las cosas tan bien como antes, que antes nos ofrecía una mayor cantidad de apoyo, amor, comprensión o lo que sea; que su respuesta a nuestras necesidades no son tan poderosas como solían serlo.
Y esto se debe a que comparamos el momento en que nos sentíamos bien con este momento en que nos sentimos mal. Por supuesto, todo palidece cuando estamos en un mal momento y lo que hacemos con la persona que amamos no puede escapar a esta regla.
Comenzamos a hacer listas de lo que nos hacia felices antes y no podemos encontrar ahora. Nos parece que se nos está dando mucho menos. Queremos que nuestra pareja nos haga felices, que nos saque del mal momento en que estamos y le echamos la culpa cuando no puede hacerlo.
Como una gran parte de esto se debe a nuestros problemas internos (y no a problemas que se refieren estrictamente a la relación de pareja) y no a un reflejo verdadero de lo que esté pasando en el mundo verdadero, este tipo de actitud y estos "juegos mentales" que jugamos con nosotros mismos sólo pueden hacer que todo sea peor.
Cuando estamos con nuestra autoestima tan baja, cuando no podemos querernos a nosotros mismos (recurriendo en este momento a otra vieja frase hecha) nadie más puede hacerlo.
O, mejor dicho, y para demostrar que no todo es exactamente como se lo dice, cuando no podemos amarnos a nosotros mismos no podemos darnos cuenta de que hay otras personas que si pueden amarnos.
Nos parece que es algo imposible. Y esto genera toda una serie de conflictos que llevan a este desamor del que hemos estado hablando.
La verdad es que la única persona que puede hacer que nos sintamos mejor es la misma persona que sufre el problema: nosotros mismos.
Es el momento en que necesitamos tomarnos un tiempo para nosotros mismos, para poder sentirnos más cómodos y menos deprimidos. Lentamente podemos llegar a enfocarnos nuevamente en el amor y el apoyo que podemos darnos a nosotros mismos, en todo lo bueno que tenemos, tanto en nosotros mismos como a nuestro alrededor.
Podemos llegar a encontrar nuevamente nuestro centro, nuestro equilibrio, el punto medio donde somos totalmente nosotros, conectarnos y sentirnos mejor.
A woman novelist, obsessed by her book's hero to the point of being ill, is diagnosed with problems from a past life. She is hypnotized back to the 16th Century as Lady de Grey, whose husband, a man just like her hero, is divorcing her for adultery which she did not commit. By the author of Sweet Liar.
A nuestro ritmo hacemos lo que queremos, todo aquello que deseamos y a través de eso podemos llegar a sentirnos realmente contentos nuevamente con nosotros mismos.
¿Nos queremos o no? ¿Podremos continuar con lo nuestro? Te quiero, pero me das muchos disgustos, prometes cambiar, pero no sé si creerte...ya sé, puede que la culpa sea mía...ah, qué difícil es esta relación.
Supongo que hay ocasiones en las que todo se reduce a empezar con buen pie. Creo que en fotografía la primera impresión, el primer contacto, tienen una importancia vital. Muchas veces nos enamoramos de una película desde que la descubrimos por primera vez, otras veces aprendemos a apreciarla con el tiempo, pero también hay excepciones, aquellas en las que no terminamos de dominar una película o no conseguimos los resultados deseados con ella por mucho que lo intentemos. He de decir que hasta ahora no había dado con una película fotográfica que realmente me sacara de quicio, pero todo cambio cuando descubrí por primera vez su.
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